La Red Estatal de Mujeres Vecinales exige la suspensión del “I Congreso Internacional de Mujeres y Gestación por Sustitución” por contribuir a la normalización de esta práctica de violencia contra las mujeres ilegal en España.

Gestación

Desde la Red Estatal de Mujeres Vecinales queremos expresar nuestro profundo malestar ante el conocimiento de que los próximos días 21,22, y 23 de julio de 2023, se celebrará el I Congreso Internacional de Mujeres y Gestación por sustitución” en Bilbao.

Haciéndonos eco del Manifiesto “No es ficción, está pasando” que promueven feministas vascas para denunciar la celebración de este Congreso, desde la Red Estatal de Mujeres Vecinales queremos igualmente señalar que el cuento de la criada no es una “distopía” sino una realidad presente en muy diversos países y una amenaza real en España pese a la prohibición expresa de la explotación reproductiva y compra- venta de bebés que se recoge en la ley 14/2006 estatal de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, que indica que“ será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor de un contratante o tercero”.

Queremos apuntar que bajo el eufemismo de “gestación por sustitución”, “gestación subrogada” o “vientres de alquiler” se esconde una violencia patriarcal que lo que busca es deshumanizar a la mujer que gesta un bebé para que otras personas puedan comprarlo como si de una mercancía más se tratara. Quienes presentan la gestación subrogada como una forma inocua de reproducción asistida elevando a derecho el deseo de ser padres y madres solo tratan de desviar la atención de todas las consecuencias que conlleva lo que es la explotación reproductiva.

La realidad que subyace no es otra que la violencia hacia las mujeres que, en situación de exclusión social o económica, se ven obligadas a recurrir a este mercado para subsistir. Quedan también puestos en segundo plano los derechos de los recién nacidos que, convertidos en mero producto, ven vulnerados los derechos más básicos de todo ser humano.

Como decimos, esta práctica supone la vulneración expresa del artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que postula que “nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.” Pero también el artículo 25 que postula la especial protección a la maternidad y la infancia.
Esta cuestión, de plena actualidad en España, ha sido objetada por consenso de la comunidad científica por las consecuencias que tiene para la salud física y mental de las madres a las que se priva de su bebé recién nacido pero también se ha discutido desde el punto de vista ético.

Michael Sandel, premio Princesa de Asturias 2018, en su obra “Justicia, ¿hacemos lo que debemos”, muestra cómo los contratos que se suscriben en los países donde es legal esta práctica están viciados puesto que no se trata de dos partes que acuden voluntariamente y en condiciones de libertad a la firma del acuerdo. En la India, las gestantes reciben entre 4500 y 7500 dólares, una cifra que se equipara a más de lo que ganarían en 15 años de trabajo. También expresa una segunda objeción relacionada con la degradación de las mujeres al tratar los cuerpos “como si fueran fábricas y pagarles para que no sientan apego por los niños que gestan”. Los seres humanos no deberían ser utilizados como medios, como objetos e instrumentos de uso.

Por lo expresado EXIGIMOS:

    • La prohibición de la celebración de dicho Congreso por el riesgo de normalización y apología de una práctica de violencia contra las mujeres ilegal en nuestro país.
    • Derogación inmediata de la instrucción del 2010 que, apelando al bien del menor, permite la inscripción de los bebés comprados en el extranjero en todo el Estado español.

Y alentamos a toda la sociedad democrática a rechazar aquellos discursos que, en sintonía con el liberalismo más feroz, alientan a que personas con alto nivel adquisitivo puedan comprar seres humanos, cosificar a las mujeres como si fueran incubadoras y deshumanizar un proceso vital que sitúa a las mujeres en grave riesgo físico y psicológico.

NO A LA EXPLOTACIÓN REPRODUCTIVA

NO A LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES